El uso del aire acondicionado en verano puede representar un alto consumo energético. Sin embargo, con medidas simples es posible optimizar su rendimiento y reducir el impacto en la factura eléctrica sin renunciar al confort.
* Configurar la temperatura en 24°C. Este es el punto óptimo para equilibrar bienestar y eficiencia. Cada grado por debajo incrementa el consumo hasta un 8%, lo que impacta directamente en el gasto energético. Mantener una temperatura estable evita un esfuerzo innecesario del equipo y prolonga su vida útil.
* Mantener los filtros limpios: Una limpieza periódica mejora la circulación del aire y optimiza su funcionamiento.