A pura emoción y gratitud, el pasado viernes se llevó a cabo un encuentro para cerrar un ciclo y desearle buen viaje de regreso a Lydia Bernstein (28), la voluntaria alemana que estuvo un año colaborando con la Biblioteca 20 de Junio. Tanto niños como adultos participaron de una tarde especial, recordando los momentos compartidos en las clases de idioma o en las distintas actividades que realizaron juntos.
Los más chicos se animaron a responder ellos mismos las preguntas que le habían hecho a Lydia el primer día: de qué ciudad venía, cuál era su color preferido, qué bebida le gustaba más, entre otras… ¡Y acertaron! También elaboraron dibujos con mensajes para que se llevara de recuerdo. Después de que todos disfrutaran una merienda y compartieran un emotivo video, se sacaron fotos abrazándola individual y grupalmente, agradeciendo su predisposición y expresándole que la iban a extrañar.
Lydia finalizó muy conmovida y recordó sus primeros días en Loma Verde: “Fue una semana terrible, con mucha lluvia… Entraba en la biblioteca y cuando escuchaba el castellano pensaba que nunca iba a aprenderlo, vine sabiendo muy pocas palabras. Además, me encontré con un lugar que era cien por ciento campo… Por momentos fue difícil para mí, porque me gusta salir”.
Su llegada, proveniente de Hamburgo, había sido el 7 de septiembre de 2017. Cuatro años atrás había estado en Argentina como turista y ahora venía con el deseo de trabajar para conocer profundamente a su gente.
La bibliotecaria Gabriela Pincheira también rememora los primeros días de Lydia en la localidad: “Hablaba poco pero con una sonrisa que hasta ahora conserva. Es muy simpática y creo que eso la salvó: sobrevivió a Loma Verde, a su gente, al idioma. Prueba superada”.
Al hacer un balance de su estadía en Argentina, la joven germana expresa su alegría por haber tomado la decisión de venir y desafiarse a sí misma: “En mi país no me detenía mucho a pensar, sentía mucho estrés con mis exámenes, mi departamento… Para mí, venir acá fue la mejor experiencia de mi vida. Fue algo totalmente diferente. Mis amigos me preguntaban: ‘¿qué vas hacer? ¿vos terminaste la universidad y ahora querés hacer otra cosa?’ Y bueno, yo soy diferente, por eso hago cosas diferentes”.
Con una metodología libre y amena, Lydia logró llevar adelante con éxito el grupo de alemán. Gabriela, que también fue su alumna, expresa con emoción: “Fue muy excelente como profesional y como persona. Nosotros, ante la llegada de cada voluntario, no sabemos si les va a gustar, si se va a adaptar a nuestro ritmo. Y ella trabajó muy bien. Se ocupó de armar actividades para las clases buscando que la gente no se aburriera al estudiar un idioma tan complicado. Y fue todo muy divertido… Lydia deja muchos amigos acá, si vuelve va a tener un lugar en la comunidad y en la biblioteca”.
Si bien no sabe qué va a hacer en su país ni dónde va a vivir, ella no muestra preocupación, más bien piensa sonriente y agradecida en todo lo que se lleva de regreso: “Argentina es parte de mi vida. Y Gaby, no es solo mi colega, sino mi familia. También lo es la familia de Gaby, y toda la gente de la biblio, los chicos. Recibí mucho amor, cariño y paciencia. Esto es muy diferente en Alemania, no existe sentir algo así allá… Voy a extrañar mucho”.
Por Sofía Moras