El mes de la primavera comenzó con el arribo de una nueva voluntaria alemana que permanecerá durante un año trabajando en la biblioteca 20 de Junio. Se trata de Sarah Valentin (23), una maestra jardinera que también está interesada en adentrarse de lleno en la carrera de Trabajo Social.
Es oriunda de la ciudad de Colonia y llegó a Loma Verde para dar clases de alemán y de inglés, pero también para ayudar a la bibliotecaria, Gabriela Pincheira, en sus cursos de manualidades. “Tengo un montón de ideas para compartir con las personas que vengan. Y me encantaría poder enseñar deportes a los niños, me gusta mucho bailar, y todos los juegos que requieran de una pelota. En Alemania bailé salsa, merengue, bachata, un poco de tango y cuando era chica también practiqué ballet”, cuenta la germana.
La posibilidad de vivir en el exterior durante doce meses es un programa que el gobierno de su país ofrece a todos los chicos que terminan el secundario. Es para que los egresados tomen contacto con otras realidades pero, sobre todo, para que estén seguros de que la carrera que eligieron es la que realmente les gusta.
Las opciones incluyen países de varios continentes. Sarah eligió Argentina, justamente, por los argentinos. “En Colonia hay muchos y siempre me llaman la atención porque son personas muy abiertas. En el poco tiempo que estuve acá pude comprobarlo: la gente se saluda en todos lados y esa es una costumbre que me hace sentir muy bien y que en Alemania no existe”, comenta.
Además, agrega que una de sus principales expectativas es poder aprender cosas acá, llevárselas y transmitirlas en su terruño. Otro de los motivos por los cuales se interesó por este país es que se habla español, ya que irse dominando el idioma a la perfección es otro de los objetivos del viaje.
En relación a por qué se interesó en el trabajo social, Sarah cuenta que durante meses estuvo cerca de las personas que huyen de países como Siria, Irán y Afganistán, entre otros, y se refugian en Europa. Ayudó en el gran campamento de Calais, Francia, repartiendo comida y dando asistencia a los niños. La situación la impresionó muchísimo.
“Esa tarea me demostró que lo que acontece en el mundo de hoy requiere de más personas que se ocupen de esos temas”, comenta. Sarah admite que no puede permanecer indiferente cuando ve que hay gente que se ata a camiones o se esconde en los barcos para escapar de la guerra y la miseria que afectan a sus países de origen. “La violencia que se da entre ellos en esos campamentos es muy grave, tanto que cuando uno les da comida se la devoran en el momento porque saben que si la guardan sus propios hermanos se las van a robar”.
Sarah pronto se alojará en el departamento que la Cooperativa construyó para los voluntarios y desde allí se organizará para cumplir con todas las responsabilidades que le deparará esta inolvidable experiencia.
Por Florencia Alvarez