Aunque recibió varios agasajos antes de su partida, incluyendo una cena con asado organizada por la Cooperativa, y recién este miércoles se subió al avión que la regresó a su Alemania natal, se puede afirmar con total seguridad que la joven voluntaria Rickie Giesel (19) vivió su despedida oficial y más emotiva el viernes 12 a la tarde en la biblioteca 20 de Junio, desde ahora y para siempre su “segundo hogar” en el mundo.
Juegos infantiles, videos homenajes, ricas comidas y, sobre todo, mucha pero mucha emoción fue lo que se vivió ese día en el edificio de calle 119, donde la adolescente germana aterrizó el 1º de septiembre de 2015 a través de la Fundación IN VIA y durante un año protagonizó una enriquecedora experiencia de intercambio cultural en Loma Verde.
“La estadía superó todas mis expectativas. Encontré un segundo hogar y la verdad es que hoy estoy mal porque no quiero irme. Voy a extrañar un montón a los amigos que dejo acá. Estoy agradecidísima por el trato y el amor que me dieron”, contó Rickie, con lágrimas en los ojos, luego de ser agasajada por todos los chicos y grandes con los que compartió saberes y algo más. Es que la carismática blonda supo adaptarse fácilmente a la idiosincrasia argentina y por ello cosechó una gran cantidad de afectos, que tampoco la van a olvidar fácilmente.
“Esta situación, que se repite todos los años, nos pone muy tristes porque uno se termina encariñando mucho con los adolescentes que llegan. Además, Rickie es una chica muy especial”, afirmó Gabriela Pincheira, encargada de la biblioteca donde la joven -oriunda de la ciudad bávara de Hannover- impartió clases de alemán e inglés, colaboró en los talleres de dibujo, cuento y manualidades, y hasta se dio el lujo de pintar un árbol que se irá “llenando de hojas con el paso de los voluntarios”.
“A veces llegué tardé (risas), pero siempre me levanté con ganas y trabajé con placer, y eso es muy importante para mí”, acotó Rickie. Además de trabajar, durante su estadía de doce meses repartidos en una casa del centro de Belén de Escobar y la pieza que la Cooperativa construyó en su sede para albergar a los voluntarios de IN VIA, también se dio el gusto de recorrer los atractivos turísticos de la Capital Federal, saborear comidas autóctonas y recibir la visita de sus padres.
“A mi familia no la extrañé tanto, pero sí a mi tierra: los lagos, los bosques, la puntualidad del transporte, la posibilidad de ponerse a tomar sol con una toalla en un parque… ¿Te imaginas yo con una bikini al lado de la Panamericana? ¡Es un desastre!”, comentó risueña, a la vez que aseguró haber aprendido “cosas buenas” de nuestras costumbres, como “tener paciencia y la importancia de la familia”.
Una vez arribada al aeropuerto de Frankfurt después de este rico intercambio cultural, Rickie deberá readaptarse a la organización de su país y definir rápidamente su futuro laboral y académico. Por lo pronto, ya adelantó que a partir de octubre comenzará a estudiar Historia del Arte y Administración de Empresas en la Universidad de Friburgo, la ciudad más occidental de Alemania.
“La Argentina para mí es libertad y estoy segura de que algún día voy a volver”, concluyó, emocionada, la joven voluntaria alemana. Desde Loma Verde le decimos: ¡Vielen dank (muchas gracias) y bis später (hasta luego) Rickie!
Por Damián Fernández