Dos jóvenes voluntarias llegaron desde Alemania para dar apoyo escolar y ayudar en los trabajos diarios de la biblioteca “20 de Junio”. Sus opiniones sobre nuestro país y la experiencia que están haciendo en Loma Verde.
Mate en mano, Anissa Naji (18) y Fiona Koppmann (18) pasan varias tardes en la biblioteca “20 de Junio” dando apoyo escolar a los chicos. Además, dictan clases de alemán en el colegio San Jorge, donde también se hospedan. Son alemanas y llegaron a Argentina a través del programa de voluntariado JN Via, que depende de Caritas y les costea absolutamente todos los gastos, desde el pasaje de avión y el alimento, hasta el seguro de salud.
Ambas acaban de terminar el secundario: Anissa en su ciudad de Munster y Fiona en Koln. Se conocieron unos días antes de viajar y acá se hicieron inseparables. Antes de decidirse por una carrera universitaria pensaron en pasar un año en un país extranjero, con una cultura distinta a la de ellas, donde se hablara español y pudieran involucrarse en un trabajo social con chicos.
“Yo quería conocer cómo es la vida en un país que no es tan rico como Alemania”, dice Anissa. El destino inicial iba a ser México, pero a último momento desde JN Via decidieron que allí las chicas no tendrían garantizada la seguridad y prefirieron enviarlas a Argentina, por ser un país “relativamente seguro en América latina”.
Ninguna de las dos conocía demasiado la idiosincrasia del país, pero estuvieron encantadas de venir a conocerlo. Tampoco dominaban muy bien el idioma. Sin embargo, es llamativo lo bien que lo hablan tras cuatro meses de estar acá y sin haber tomado clases.
Fiona cuenta que casi todo lo aprendió hablando con la gente: “Iba al mercado a comprar cosas con un diccionario en la mano, buscaba las palabras y las aprendía. La gente me ayudó mucho y entre nosotras dos también practicamos, nos vamos corrigiendo lo que decimos mal. Así aprendí latín, inglés y francés”.
El padre de Anissa es oriundo de Marruecos, emigró a Alemania a los 20 años y es profesor de árabe: “Yo conozco la pobreza muy bien, por eso siempre hice cosas de beneficencia en mi tiempo libre. Mi motivación es lo que vi en Marruecos durante todos los veranos de mi vida”.
Por su parte, Fiona ama trabajar con niños, si bien no sabe si va a seguir la carrera de maestra o la de policía. “Sé que no voy a trabajar con los idiomas, porque con eso no se gana mucha plata”.
En cuanto a los pros y los contras que le ven al país y a su gente, aseguran que hay cosas que verdaderamente las asustan, como los colectivos. “Nunca voy a entender el sistema, porque no vienen a horarios determinados, es difícil. También pensé que la gente iba a ser más hospitalaria, no me gusta que todo el tiempo dicen ‘hacemos algo, hacemos algo’, y al final uno se queda esperando y no hacemos nada. Tenemos ganas de conocer más gente, estamos un poco desconectadas”, comenta Anissa.
Lo bueno lo ven en la solidaridad: “Le preguntás algo a una persona y te ayudan cinco, nunca te dejan sola cuando te ven media perdida, eso es muy lindo”, apunta Fiona. También les gusta la comida y la tradición del mate: “En Alemania no existe algo así. Es buena onda, porque nadie queda excluido de la ronda. Yo quiero llevar esta tradición a mi país”, finaliza Anissa.
Ambas permanecerán en Loma Verde hasta septiembre.